miércoles, 15 de febrero de 2017

San Valentín

No estoy en contra de San Valentín, aunque no soy muy dada a las celebraciones que nos vienen impuestas en el calendario, además parecen que vinieran con un mensaje implícito “14 de febrero, si estás soltero te jodes, hoy no es tu día, mejor vete a llorar a un rincón de tu casa con las rodillas pegadas al pecho y la cabeza entre las piernas porque tus amigos van a pasar de ti, estarán celebrando este día y rematándolo con un polvo muy protocolario porque sino se folla hoy ¿cuando? y si estás en pareja más vale que te gastes una pasta en un bonito regalo para demostrar que quieres a esa persona y te acuerdas de ella y además así no quedarás como un tacaño ;-)” 
Joder, ahora que lo estoy pensando, pobrecitos todos aquellos que en estos momentos se vean implicados en una relación de poliamor, eso que está ahora tan de moda, ya pueden ir preparando los ahorros de la jubilación o hacer el amigo invisible, aunque tratándose del día del amor es un poco cutre ¿no? Porque... 
¿Esto no va de que mientras más caro sea el regalo, más amor demuestras? En fin... gilipolleces. No critico ni juzgo a las personas que se hacen regalos, ni a las que se van a cenar y se gastan media nomina, y muchos menos a las follan porque hoy toca, estoy muy a favor de sexo, es más, seguro que mañana por la mañana estarán mucho más contentos y no tocarán tanto los cojones al compañero de trabajo o al empleado de turno. Pero volviendo al tema, sí que es cierto que estas fechas me hacen reflexionar mucho y pienso; ¿de qué sirve envolver el amor en un papel de regalo? ¿que necesidad tenemos de demostrar todo poniéndole un precio? Porque no nos engañemos, estamos en un punto donde el regalo más caro equivale a la cantidad de amor que sientes por esa persona, como si el amor si pudiera medir con ceros, como si el amor se pudiera medir y punto. ¿De que sirve poner tu relación en un escaparate? Hoy todas las redes las sociales se llenan de mensajes apasionados, de corazones rojos, de fotos de besos ensayados delante de la cámara del móvil para salir lo más guapos posible ¿de qué sirve todo este despliegue de postureo barato? 
Igual el problema es mío, no digo que no, y es que con el tiempo me he vuelto una escéptica en el tema, he visto y comprobado que al final, lo que más intentas demostrar es lo que menos seguro tienes, he visto como relaciones donde todo era perfecto y las redes sociales de esas personas se habían monopolizado de mensajes de amor y corazones, ha resultado que al fin y al cabo no se querían tanto, porque cuando quieres de verdad no necesitas demostrarlo a nadie más que a la persona con la que compartes tu vida, no necesitas likes de aceptación, ni que nadie te coma la oreja y alabe tu relación, no necesitas espectadores. 
Lo que me lleva a otra cuestión, igual todo esto no es más que un síntoma de una enfermedad que se ha hecho tan común que ya no la vemos como tal, porque forma parte de nuestro día a día, está tan presente en todas nuestras vidas que hemos dejado de verla, se ha disfrazado de normalidad, hablo de la inseguridad y la falta de autoestima, igual lo que nos pasa es eso ¿no? Tenemos una carencia tan grande de amor propio, que intentamos rellenar ese hueco con la falsa adoración de las redes y el postureo. Así que sinceramente, creo que deberíamos reinventar este día, cambiarle el significado, en vez de ser el día de los enamorados debería ser el día del amor propio, y ya luego, cuando aprendamos a queremos y amarnos a nosotros mismos, aceptarnos y respetarnos, entonces podremos empezar a querer de verdad a los demás, porque querer a terceros sin amor propio, no es amor, es dependencia. A ver si dejamos de engañarnos y llamamos a las cosas por su nombre.


Etruska 17.

viernes, 10 de febrero de 2017

Carta a mí yo futuro:

Querida Lucía:

Esta carta empieza con instrucciones. No te quejes ni resoples, que te alteras muy rápido. Ahora lo entenderás todo. Quiero que vayas al salón de tu casa, ese que has decorado con fotos y muchos libros de colores, y que te encanta pero queda un poco cursi, reconocelo. Ponte enfrente de tu estantería, en el modulo izquierdo y en la tercera balda empezando por arriba hay un objeto muy especial ¿lo ves? Es ese reloj que te prestó Ana hace años para hacerle fotos y que nunca le devolviste (por cierto, ya va siendo hora ¿no?), ese reloj que desde que lo tienes nunca ha cambiado la posición de sus agujas, que no funciona, ni cuenta el tiempo. Quizá es una metáfora, ¿a qué no te lo habías planteado nunca? ¿No te has parado a pensar que el único tiempo contable es el que ya ha pasado? ¿Que no sabes cuando será tu último segundo de vida? ¿Que el futuro no es más que otro invento de tu especie? Seguro que ahora entenderás mucho mejor las siguientes instrucciones. Se que me harás caso, porque odias ser incoherente y al fin y al cabo está carta las has escrito tú en algún momento de tu vida.
La siguiente instrucción es tan sólo un consejo para que lo pongas en prácticas durante el resto de tu vida, que espero que dure muchos años, al menos hasta que puedas llevar el pelo blanco sin decoloración, que ya sé que te gusta la idea, pero detestas las peluquerías. De ahora en adelante, quiero que cambies el chip y que aprendas a valorar lo bueno por encima de lo malo. En serio, hazme caso y ganarás calidad de vida y sobretodo salud mental. Quedate con el humor de ese amiga tuya con la que te ríes sin parar, y deja de tener en cuenta lo sensiblona que es, quédate con el apoyo incondicional de esa otra, y olvida que es una marimandona, quédate con la paciencia y el cariño de aquella que siempre llega tarde aunque sabe que te cabrea mucho, quedate con la compresión, el respeto, el buen sexo y el amor de tu pareja y acepta que es un desastre con las tareas domesticas, quedate también con todo el cariño, la seguridad y la incondicionalidad de toda tu familia, aunque  entendáis la vida de distintas maneras y nunca den su brazo a torcer. Quédate sólo con lo bueno, porque quedarse con lo malo sólo conduce al dolor, al propio y al ajeno.
Y por último, debes aprender una lección muy importante, cuando lo malo no se pueda obviar (porque seamos sincero, no siempre puedes, no eres budista) hablalo, no dejes que el silencio se instale en tus relaciones, el silencio es una cárcel que te acaba distanciando de los demás, hablalo aunque seas una pesada. Si todos aprendieramos a comunicarnos más y mejor, se evitarían muchas guerras, sobretodo con uno mismo, y ya sabes, parafraseando a Moran  “el problema de luchar de uno mismo es que, aún cuando ganes, acabas perdiendo”.
     
PD: Y lee, siguen leyendo. Mucho. Siempre. Pero no te olvides de vivir.

Etruska 17.