martes, 23 de octubre de 2012

Con vistas al mar.






Estoy en otra ciudad. Y estoy feliz, me he dejado atrás las rutinas, las costumbres y los escombros, que pesaban una tonelada.
Me he traído las ilusiones y los sueños. Algo se ha encendido dentro de mí, y es que me arden las ganas de comerme esta vida. Ahora que no soy como una puerta a la que abren y cierran a su antojo todos los demás, me lo paso bien. A veces voy a pasear sola por la playa (sí, es una ciudad con mar, no podría ser de otra manera, ya me conoces) y me da la sensación de que todo a mí alrededor se mueve muy deprisa, pero ya no me mareo, me gusta y lo disfruto. Como beberme unas cervezas con risas. Como cuando me emborracho y mi cerebro no sabe distinguir entre verdades y mentiras.
Me he comprado unos zapatos nuevos, de tacón, muy altos como tú, me duelen y me hacen heridas como tú, pero me gustan, igual que tú.
Empezar o terminar algo sin dolor no tiene sentido ni recompensa. Y aquí no hay nada que me duela, ni siquiera lo que no tengo y nunca tendré, así que me hago daño yo misma, con mis zapatos nuevos.
Sigo creyendo en el destino pero ahora soy más prudente cuando hablo él y opino lo mismo que aquel día que cerré el paraguas para que mis lagrimas se confundieran con la lluvia.
Las tardes de sábado se me han convertido en pequeño pasos que acumulo y respiro y aún no tengo claro lo que he perdido desde que no estás, quizá un poco de peso.
Pero podrías venirte algún día y nos tomamos un café, o el pelo. O un tren al vuelo y sin pensarlo demasiado, como se suele hacer con las mejores oportunidades. Y quedate, quedate lo suficiente para que vuelva a echarte de menos, ya sabes que tengo predilección por las nostalgias. Últimamente pienso en que me gustaría recuperar la sensación de extrañar a alguien aunque sólo sea para recordar que detrás he dejado algo importante.
Aquí la gente no suele devolverte las miradas, y me gusta, puedo observarlos todo el tiempo que quiera sin que se sientan amenazados, parecen libres y felices, se besan sin miedo y se ríen con ganas y en alto. Algunas veces he caído en la envidia, lo reconozco.
He vuelto a escribir pero hace mucho que no escribo de ti, hace mucho que me he ido librando del peso de tu presencia en cada esquina. Puede que eso te duela, pero en el fondo, los dos tenemos responsabilidad en este olvido. Aunque hay veces que tengo sueños donde revivo de nuevo tus manos dentro de mi cuerpo.

Etruska

martes, 9 de octubre de 2012

Guardapalabras.





A veces pienso en ti y sólo con esa acción, tan fácil, tan necesaria y tan natural si se quiere, se me ocurren miles de pretextos para comenzar a escribir. Sí, pre-textos es la palabra adecuada, justo lo anterior a un texto: las ideas, los pensamientos, los deseos, las intuiciones, las certezas... la vida en definitiva. A veces pienso en ti y sé que si me pusiera a escribir no pararía hasta ocupar el espacio de muchísimas líneas, pero no lo hago, me lo guardo, lo encierro, lo archivo y lo ordeno en cajones de un armario imaginario que me he ido fabricado poco a poco a base de experiencias, las vividas y las que no, las que se han quedado por el camino, las que les ha faltado impulso para seguir, las que ni siquiera han cobrado una forma concreta y no sabría dónde clasificar. Podría abrir un cajón y ver todas mis palabras allí, en el fondo, agazapadas, reprochándome todo lo que no he sido capaz de decirte ni explicarte pero tengo al filo de los labios siempre, podría salvarlas de ese espacio privado y escribirlas, aunque sólo sea para mí, pero me da cierto reparo pensar que puedas reconocerte en ellas y empezar a convertir en evidencias todo lo que antes se mostraba de forma abstracta e indefinida, en dejar de lado todos los interrogantes que he ido colocando cuidadosamente por el camino, en que empieces a tejer la historia que cuentan esos hilos inconexos, me da miedo que al abrir ese pequeño compartimento que te tengo reservado se disparen todos eso enigmas elaborados con meticulosa precisión y maestría, y me da miedo porque casi nadie paga por ver una película dónde el final se puede adivinar en el trailer.


Etruska